Este artículo ha sido escrito después de ver la temporada completa de The Stand y contiene spoilers.
Stephen King ha establecido un universo que ya conocemos bastante, siendo reinterpretado con buenos y malos resultados, tanto en el cine como en la televisión dejando bondades y sin sabores, tan variados como las opiniones de sus acérrimos fans. En esta oportunidad le ha tocado el turno a The Stand, novela del chico de las lentes bohemias, publicada en el año 1978, cuya primera adaptación vio la luz en el 94, dirigida por Mick Harris en formato de miniserie. Ahora, con Josh Boone a la cabeza, el apocalipsis y sus demonios errantes, regresan con una atmósfera que palpita surrealismo y una poética malvada, en un viaje de heroísmo, esperanza y sobrevivencia.
Cuando un virus experimental, creado por el gobierno se sale de control, una brutal epidemia amenaza con destruir a toda la humanidad. Esta fuerza letal, la super gripe conocida como Capitán Trotamundos se esparce como abejas asesinas en cada continente, matando a millones. Los pocos sobrevivientes, aquellos inmunes a la enfermedad, serán elegidos y acudirán al llamado de una centenaria mujer. La anciana Madre Abigail (Whoopi Goldberg) aparece en los sueños de estos atípicos apóstoles, con el objetivo de construir un último bastión, un pueblo recóndito que habrá de levantarse para perpetuar la humanidad.
La señora de los dreadlocks, ha hecho lo necesario. Sin embargo, no es la única con la habilidad de reclutar misioneros. Una maligna entidad, seductora y carismática, se ocupará de los egoístas, maleables y disconformes, enajenados que se unirán a este falso mesías prometeico en la ciudad de Las Vegas. De este modo, Randall Flagg, El Hombre Oscuro (Alexander Skarsgard) se valdrá de sus almas, proporcionándoles un falso paraíso de recompensas, placeres y libertad.
Entre los aliados del brujo, Lloyd Henreid (Nat Wolff, Bajo la misma estrella) será su mano derecha, un delincuente de poca monta sediento de ambición. Nadine Cross (Amber Heard, La Liga de la Justicia) será la amante secreta, la mujer que jugará un papel clave en la narración tras ser seducida por Flagg. Y Harold Lauder (Owen Teague, Bloodline, It) un muchacho vengativo, lleno de rencor y desilusión, serán parte de un plan para acabar con la congregación de la Madre Abigail.
Ante el inminente peligro, Stu Redman (James Marsden, Westworld), Frannie Goldsmith (Odessa Young), Glen Bateman (Greg Kinnear, Little Miss Sunshine), Larry Underwood (Jovan Adepo, Watchmen), Ray Bretner (Irene Bedard, El Nuevo mundo) y Nick Andros (Henry Saga, The New Mutants) serán advertidos formando un equipo para proteger a la comunidad. Más tarde, cuatro miembros de la misma, serán enviados hacia el núcleo radioactivo del mal. Allí, Tom Cullen (Brad William Henke, Fragmentado) servirá como espía, siendo clave al colarse y pasar desapercibido en la Sodoma y Gomorra post apocalíptica.
The Stand, pudiera pasar como una serie desestimada. La estructura de su relato puede estar falta de ritmo, sobre todo al inicio. Se toma su tiempo estableciendo las premisas que encenderán la narrativa. Es un acto coral, en donde cada personaje debe encajar. Algunos, serán relevantes y de perfiles elaborados. Otros, serán pasajeros y servirán como desencadenantes de otras situaciones. No obstante, todos cumplen un rol, como en un juego de ajedrez. Es un punto a destacar, pues las relaciones y consecuencias que resultan de ellos, no son fáciles de manejar y la serie lo consigue dejando pocos vacíos.
Las actuaciones, avaladas por un grupo de muy buenos actores, no decaen. Un sólido elenco da vida al espectáculo, moldeando un universo de tenebrosa ficción que simula una agreste y apocalíptica eventualidad, una pesadilla posible, que consigue transmitir desesperación y desolación. La escenografía, destructiva y derruida, está presente en las ciudades olvidadas y solitarias, en las carreteras eternas atestadas de cadáveres y vehículos abandonados, en los sueños proféticos y las oscuras quebradas en medio de los parajes. Como antítesis de aquello, un infierno terrenal ubicado en Las Vegas, reproduce la figura del hombre que camina en carteles publicitarios. Una tierra prometida levantada por el hechicero, es iluminada por hipnóticas luces de neón sirviendo de hogar a todos los desesperados, aquellos que aspiran a un nuevo orden caótico en donde ninguna regla los encadene.
The Stand es el onírico enfrentamiento del bien contra el mal. En aquella guerra sectaria, tanto justos como pecadores le seguirán el paso a la muerte. Algunos escaparán. Y otros serán condenados. ¿Qué hará el hombre en el momento en que todo se derrumbe? ¿Ha de optar por la libertad? ¿Elegirá el buen camino o perderá la esperanza? El demonio, haciendo sus cosas de demonio, se valdrá de trampas y encanto para tentar a los elegidos. Con alegorías cristianas a la orden del día, los protagonistas experimentarán tanto el engaño como la fidelidad, el odio y la hermandad.
En esta lucha y redención, la victoria radica en una sola alegoría: la fe ciega en la verdad. Aquella, está representada en el versículo que repiten los personajes: «A pesar de caminar por un valle de sombras, no he de Temer. Tengo a Dios de mi lado». Aquel bíblico cantar actuará como escudo bajo lanzas oscuras. De esta manera, Randall Flagg, a pesar de las hordas de cobardes que le acompañan, no será capaz de responder ante el puñetazo celestial. Las Vegas, emulando la caída de la antigua Babilonia, vestida como Lot, quien termina convertida en una estatua de sal, acabará devastada a causa de la ambición. La salida del laberinto, será desvelada por la Madre Abigail. El epílogo final, escrito por King para esta nueva versión, establece la premisa de gran parte de su universo: «el que cae una vez, se debe volver a levantar». Es aquello lo que prevalece. No hay otra manera. El mal, es propio de la vida. No te puedes esconder. Sólo te queda pelear.
Este literario Armageddon, vestido de New Age, tiene el sello de su autor. Aquello se palpita en cada toma y fotografía, tonalidades y brumas. Si te atrapa el misterio y la obra de King, The Stand, te gustará. Si no quieres que la mollera te de vueltas y vueltas, desentrañando un guion repleto de personajes, conexiones y preguntas, será difícil que te enganches. Como amante del género, de todos modos la recomiendo. No obstante, mis opiniones, no son para nada directrices. A mi me agradan las leyendas y los seres maquiavélicos. Es que soy una oscura chica seriéfila y me encanta vivir en permanente sobresalto. Que venga luego la plaga, que no me asusta la virulencia. Es más, la disfruto. Con todo el corazón.
The Stand está disponible completa bajo demanda en Starzplay.
Futura cineasta. Escritora aficionada. Me gusta la ciencia ficción, Lovecraft, Lars Von Trier y Blade Runner, los días de lluvia, dormir y leer.