Hoy se estrena en Starzplay de forma simultánea a su emisión en Estados Unidos, P-Valley, su nueva serie original que pone el foco en las mujeres que trabajan en un club de striptease en el delta del Mississippi. Una serie en la que la representación delante y detrás de las cámaras demuestra que se pueden contar las historias de siempre desde un punto de vista diferente.
Este drama sureño cuenta la historia de un pequeño club de striptease, el Pynk, un personaje en sí mismo, en el que conviven multitud de personas con distintas aspiraciones en la vida. Mercedes (Brandee Evans) es la bailarina de más éxito, la gallina de ese corral, que se ha puesto a sí misma fecha de caducidad para emprender un nuevo negocio. Miss Mississippi (Shannon Thornton), una instagrammer con mucho talento pero maltratada por su pareja y que además acaba de ser madre. El dueño del negocio es el protector tío Clifford (Nicco Annan), una buena persona, de género fluido que se parece mucho al personaje que interpretaba Nelsan Ellis en True Blood. Pero a quien realmente sigue la serie es a una chica que se hace llamar Autumn Night (Elarica Johnson), que abre la serie recogiendo una maleta en medio de una gran inundación y cambiando su identidad hasta llegar al club.
Por tanto, lo que veremos a lo largo de estos ocho episodios será un drama donde la verdadera identidad de Autumn será una de las claves. También lo será su relación con el resto del equipo del Pynk, en especial con Mercedes, con la que rivalizará por el favor del público y del tío Clifford. Las relaciones amorosas de éste y el futuro del club también tendrá su cuota de presencia, pues algo amenaza su estabilidad. Junto a todas estas tramas, llamémosle principales, se nos contarán múltiples historias sobre estas mujeres, sus vidas y también sobre el deprimido lugar en el que viven.
La serie está basada en la obra teatral que escribió Katori Hall, Pussy Valley, que también ejerce como showrunner y productora ejecutiva. Hall, oriunda del delta del Mississippi, pasó muchísimo tiempo documentándose para crear su obra y llegó a entrevistar a más de cuarenta bailarinas de striptease. Su conclusión: que es un trabajo como otro cualquiera y que éstas chicas trabajan muy duro día a día a nivel atlético y coreográfico para conseguir esos bailes que pueden parecer fáciles, pero para los que hace falta una cierta preparación física. Además, pudo comprobar que muchas de ellas también tenían proyectos ambiciosos de vida a pesar de que ganan más dinero que en cualquier otro trabajo al que puedan aspirar. Y desde ahí es donde trabaja P-Valley.
Constantemente usamos la manida expresión de «está todo inventado» o en su variante narrativa «todas las historias están contadas». Éstas frases tienen parte de razón, pero normalmente es porque todas las historias han sido contadas desde el mismo punto de vista y de la misma forma. Lo que consiguen series como P-Valley es contar las historias desde otro punto de pista. Mientras que en Los Soprano, las chicas del Bada Bing eran meros accesorios, Katori Hall pone en el foco en las mujeres que trabajan en estos clubes y no en sus clientes. Por si esto no fuera suficiente, la acción se coloca en una de las zonas más deprimidas de Estados Unidos, donde el racismo sigue a la orden del día hipersexualizando a la mujer negra.
La serie sigue la estela de otras ficciones que abordaban el tema de la prostitución desde el punto de vista de las trabajadoras, como The Girlfriend Experience o Harlots. Sin embargo, guarda más relación con esta última porque el equipo creativo está formado por mujeres en su mayoría, por no decir en su totalidad. P-Valley, además de estar creada por una mujer, cada episodio de los ocho que componen esta temporada está dirigido por una directora diferente, desde Karena Evans, pasando por Kimberly Peirce, Millicent Shelton, Tamra Davis, Geeta V. Patel, Tasha Smith, Sydney Freeland y Barbara Brown. Todo esto es posible porque hay mujeres que han llegado también a puestos ejecutivos, como es el caso de Susan Lewis, vicepresidenta de programación original de Starz, que dijo que no quería más series que usaran bailarinas como accesorios. Como vemos, la representación en todos los ámbitos, suma.
Se suele pensar que el feminismo está en contra de la sexualización de la mujer, pero P-Valley también es muy sensual, contiene muchos desnudos y escenas de sexo marca de la casa. Starz se traicionaría a sí misma. Por tanto, fuera prejuicios acerca de que lo feminista no puede ser sexy o contener desnudos explícitos. La visión femenina sí que se nota en la forma de filmarlo, pues han contado con coordinadores de intimidad y en todo momento se ha consultado con las actrices sobre la escena que estaban a punto de grabar. Además la directora de fotografía de más de la mitad de los episodios, Nancy Schreiber, mandó volver a filmar una escena en la que una parte del cuerpo de una mujer se vio más de la cuenta. En los dos episodios que he podido ver, la fotografía juega un papel fundamental en la serie, porque normalmente, las partes más íntimas de las mujeres y los hombres se ocultan con sombras y claroscuros. Por tanto, gran trabajo en el aspecto formal. No sólo la dirección y la fotografía están bien, también la música, repleta de temas de trap y rap, consigue recrear muy bien la atmósfera nocturna que trata de recrear.
Como buena serie de Starz y de cable premium que es, P-Valley se cuece a fuego lento y se centra en descubrir las motivaciones de los personajes, de quién huyen o hacia dónde lo hace, más que intentar captar al espectador con mcguffins innecesarios. Además de enmarcarlo en un delata del Mississippi que es otro personaje en sí mismo. Para que os hagáis una idea, nos vamos a encontrar todos los elementos que suelen rodear a las series ambientadas en el sur de Estados Unidos. Quien entre en el juego de P-Valley, la va a disfrutar muchísimo, y para estos meses de verano, puede ser un visionado más que interesante.
P-Valley se estrena hoy en Starzplay de forma semanal.

El cine y las series de televisión son mi pasión, aunque la Edad de Oro de la pequeña pantalla me conquistó sobre todas las cosas. En Cultura Seriéfila analizo toda ficción que lo merezca con una dosis muy alta de opinión. También me podéis escuchar en el podcast de Cultura Seriéfila y eventualmente en La Jungla Radio.