Este no es un artículo de review al uso no lo esperéis todas las semanas. Aunque también os digo que no será el último. The Americans es una serie con muchas capas y de cada episodio podría escribir un texto interesante pero el formato review me parece aburrido tanto para el que escribe como para el que lee. Sea como sea me gustaría plasmar por aquí las ideas que voy sacando de los episodios, sin compromiso semanal.
Este artículo contiene spoilers hasta los episodios 6×01 y 6×02
The Americans ha jugado al despiste con nosotros desde el principio, marcándonos ciertas pautas mediante las cuales el espectador podía establecer una cronología de cómo más o menos iba a acabar la serie. Al principio, Joe Weisberg y Joel Fields, sus creadores, nos planteaba un juego del gato y el ratón entre los Jennings y su nuevo vecino, Stan Beeman, que casualmente era agente de contrainteligencia del FBI. Pero durante cinco temporadas ha estado latente y todavía puede aflorar, pero si acaba estallando será por una chispa de casualidad, más que por una investigación concienzuda en la que va estrechando el cerco, como sí ocurría con frecuencia en Dexter. Pero no sería la primera vez que las tramas se entierran para siempre.
La otra línea inicial de conflicto fue la deserción, planteada desde el primer episodio. Ésta sí nos ha ido dando pistas, aunque puntuales, durante toda la serie hasta que al final de la quinta temporada fue un tema que estaba realmente sobre la mesa. Philip ha sido el que ha llevado la idea en la cabeza todo el tiempo, seducido por el estilo de vida americano y también pensando en el futuro de sus hijos, que debían crecer con las ventajas que el capitalismo les ofrecía. Al final, parece ser que la Central se volvió más aperturista y le concedió el deseo de retirarse tras no poder soportar más la carga que supone un trabajo de tales características.
Y entonces llega una elipsis que nos traslada a 1987, a las puertas de la cumbre en la que se eliminaron los misiles balísticos nucleares y convencionales, es decir, éste y otros tratados marcaron el principio del fin de la Guerra Fría. Confirmamos que Philip dejó el espionaje para centrarse en la agencia de viajes, dejando todo el peso sobre los hombros de Elizabeth, que además tiene que formar a Paige. La hija mayor ya es independiente, va a la universidad y ha asimilado su rol en la historia. O eso parece. Así, tenemos a las mujeres llevando la parte dura y a los hombres de la casa viviendo el sueño americano. Esta elipsis temporal echa por tierra muchas de las teorías que elucubrábamos para el final de la The Americans, o al menos las camufla muy bien. Sea cual sea éste, va a haber drama, eso seguro.
En estos dos episodios, la acción se ha activado desde la Unión Soviética mediante Oleg Burov (cuánto me gusta este personaje), que lleva tres años fuera del KGB y recibe la visita de Arkady Ivanovich, qué bueno volver a verle. Éste le pide que vuelva a Estados Unidos para convencer a otro retirado, nuestro querido Philip, de que espíe a su esposa, que indirectamente puede sabotear el gran paso que Reagan y Gorbachov están a punto de dar. En una serie como The Americans, donde las tramas rara vez se cruzan, es un placer cuando ocurren este tipo de crossovers. Sinceramente no esperaba que los guionistas nos tuvieran preparado un juego de espionaje interno entre los Jennings, que puede dar pie a un dilema moral de esos que pueden provocarnos un infarto, de los que nos pueden doler tanto como les duele a ellos. Hablo del deber de Philip de delatarla o deternerla y, por tanto, de la dichosa pastillita del colgante de Elizabeth. Por eso digo que movernos en ese territorio puede ser sufrido y angustioso como espectadores.
Por último, Paige se mueve como pez en el agua como aprendiz de espía. Una alumna aventajada de la maravillosa Claudia, que damos gracias a que haya vuelto para quedarse hasta el final. Hasta ahora combina pelucas con su vida universitaria haciendo labores de primero de espionaje, como pasar información, vigilancia y poco más. En el segundo episodio le pregunta a Elizabeth si hay que llegar a acostarse con gente para conseguir sus objetivos y ella responde que no salvo contadas excepciones. Eso fue antes de ver a su madre con la cara manchada de sangre y sesos. -Vete Paige, vuelve a tu posición. Sigue con el plan-, le respondió. Todavía tienes mucho que aprender, pequeña.
La dichosa cumbre va a marcar una fecha límite para The Americans, una escalada de acontecimientos que esperamos que precipite los momentos de más tensión, que no han sido pocos. Pero no es una serie de fuegos artificiales así que no espero que los guionistas se vuelvan locos. Todavía es pronto para saber si será un final en alto o anticlimático. A estas alturas para mí es lo de menos, he disfrutado tanto durante estos años que lo que hayan planeado Joe Weisberg y Joel Fields bien hecho estará. Tendrán más noticias mías de aquí al final de los diez episodios que componen la sexta y última temporada
El cine y las series de televisión son mi pasión, aunque la Edad de Oro de la pequeña pantalla me conquistó sobre todas las cosas. En Cultura Seriéfila analizo toda ficción que lo merezca con una dosis muy alta de opinión. También me podéis escuchar en el podcast de Cultura Seriéfila y eventualmente en La Jungla Radio.