Sinceramente, no suelo ver procedimentales porque me aburren, y lo más importante, me hacen perder un tiempo realmente precioso que podría utilizar en ver alguna de las decenas de grandes series que tengo pendiente, sobre todo viviendo en un momento como el actual en el que abundan ficciones realmente sobresalientes. Es cierto que su intención es entretener sin más a un público que no se quiere comprometer con una historia serializada que no creen que vayan a poder seguir semanalmente, o no quieren.
De entre todos los procedimentales criminales, Castle es el único que veo ocasionalmente porque siempre me ha llamado la atención su protagonista, la originalidad de sus casos y su tono cómico. Tras el cliffhanger del final de la sexta temporada se podría esperar que la trama se resolviera de forma coherente sobre la desaparición del escritor, pero no. Ésta fue completamente olvidada hasta que casi al final de la actual entrega se dio una rocambolesca explicación de primero de guión. No me extraña que la serie cambie de showrunner cada dos por tres, o se van aburridos o los echan por indolentes.
Que sí, que un cliffhanger en un procedimental es una herramienta muy útil para que el espectador tenga ganas de volver después del verano pero creo que las cosas se pueden hacer de otra forma. Lo que más me sorprende es que los guionistas de procedimentales americanos los últimos tiempos se han caracterizado por crear unos casos muy trabajados a nivel de suspense y misterio, a menudo impredecibles. Quizás por eso me resulte tan indignante. Y no digo que este tipo de series deban tener tramas concienzudas ni que nos enganche como otras pero al menos que guarde un poco de sentido común y no pierda el respeto a sus millones de seguidores.
Por eso me pregunto si es realmente útil para un procedimental puro dar cierta profundidad a los personajes principales. En el caso de Castle me resulta interesante porque el protagonista es media serie, pero deja de tener sentido cuando en los principios y finales de temporada somos testigos de semejantes despropósitos. ¿Para qué usar tramas continuas si después las malgastan de forma cutre?

El cine y las series de televisión son mi pasión, aunque la Edad de Oro de la pequeña pantalla me conquistó sobre todas las cosas. En Cultura Seriéfila analizo toda ficción que lo merezca con una dosis muy alta de opinión. También me podéis escuchar en el podcast de Cultura Seriéfila y eventualmente en La Jungla Radio.