Qué bien me lo he pasado con la segunda temporada de El fin de la Comedia. La serie protagonizada por Ignatius Farray y producida por Comedy Central han encontrado el apoyo de Movistar+. Tres años han pasado desde la primera y la espera ha merecido la pena. Saben a poco estos seis capítulos llenos de referencias, situaciones absurdas, colaboraciones y la particular visión de la vida de su protagonista. Necesitamos más series como estas en nuestro país.
En esta segunda temporada, Ignatius ha salido a flote y sus colaboraciones en televisión y radio son más habituales que sus actuaciones en bares. El diagnóstico de una enfermedad cardíaca le hace cambiar sus hábitos y su forma afrontar la vida, sin perder su cuota de egocentrismo ni su capacidad para crear situaciones incómodas por no callar a tiempo. Aquel tipo del «grito sordo» sin sentido del ridículo se ha convertido en Nacho, ya le conocemos, sabemos cuáles son sus gustos, aficiones, adicciones, etc. Se ha colado en nuestras vidas. En estos seis episodios conocemos a su madre, vuelve a su Canarias natal, busca nuevas vocaciones y él también se va descubriendo a sí mismo. Y nosotros le acompañamos en su viaje mientras nos desternillamos.
Ya lo hacía en la primera entrega, pero El fin de la comedia no hace ascos a ningún tema y si son controvertidos, menos aún. Ignatius explora los límites del humor constantemente, ya sea acompañando en la muerte a un anciano o sufriendo las consecuencias de un desafortunado comentario en la radio. El protagonista sigue haciendo hincapié en la masturbación, el porno y Richard Pryor como su figura divina a la que rezar cuando todo le sale mal. Un humor que puede incomodar a cierto tipo de público aunque no sea excesivamente subversivo ni escatológico, pero sí da que pensar al espectador.
Actores invitados
Ignatius está muy bien relacionado y lo demuestra la amplia nómina de cameos que consigue El fin de la comedia. La colaboración más importante es la de Joaquín Reyes en el segundo episodio, que goza de una trama propia divertidísima e inquietante a partes iguales. También hay que destacar los gags de Iñaki Gabilondo, Verónica Forqué y la aparición de una egocéntrica Natalia de Molina, que está brillante. Junto a ellos, también podemos ver a Buenafuente, David Broncano, Quequé, David Sainz, Ernesto Sevilla, Arkano o Juan Cavestany (quien prepara la serie Vergüenza en Movistar+) entre muchos otros.
Referencias
El fin de la comedia se vuelve meta cuando se empieza a gestar El fin de la comedia dentro de la propia serie. Es muy divertido ver el rodaje de secuencias que vimos en la primera temporada sin saber que están rodando hasta que alguien dice ‘¡Corten!’. Además, como es habitual, son frecuentes las referencias a su alter ego «El loco de las coles» o a la canción «Hijo de puta», que interpretaba Ernesto Sevilla en La Hora Chanante. No sabemos hasta qué punto el Ignatius de la ficción se parece al real, pero si son la mitad de parecidos debe ser todo un personaje.
El fin de la comedia es una de las mejores series españolas en la actualidad. Su duración, temática o género la sitúan en un escalón superior a lo que se hace en nuestro país, tan acostumbrado a un prime time demencial y a intentar contentar a todos los públicos a la vez. El único punto negativo para la serie es que no es del todo original y es prácticamente un remake de Louie, pero lo subsana porque está muy bien hecha, algo que tampoco es fácil en absoluto. Mi recomendación está hecha: no os podéis perder esta serie.
El fin de la comedia está disponible bajo demanda en Movistar+, tanto la primera como la segunda temporada.

El cine y las series de televisión son mi pasión, aunque la Edad de Oro de la pequeña pantalla me conquistó sobre todas las cosas. En Cultura Seriéfila analizo toda ficción que lo merezca con una dosis muy alta de opinión. También me podéis escuchar en el podcast de Cultura Seriéfila y eventualmente en La Jungla Radio.